Mi perro orina cuando está emocionado ¿es normal?

Mi perro orina cuando está emocionado ¿es normal?

¿Por qué los perros se orinan cuando se emocionan? 

Si alguna vez has llegado a casa después de un largo día y tu perro te recibe moviendo la cola, saltando de felicidad… y dejando un pequeño charco en el suelo, no estás solo. La micción por excitación es un comportamiento más común de lo que parece, y aunque puede ser frustrante (y un poco incómodo), la mayoría de las veces no es un signo de un problema grave.

Este tipo de orina suele ser una respuesta involuntaria causada por una sobrecarga de estimulación . En otras palabras, tu perro no lo hace a propósito: su cuerpo simplemente reacciona.

Y lo más interesante es que lo que resulta “sobre estimulante” para un perro puede ser totalmente diferente para otro. Para algunos, puede ser la llegada de un ser querido; para otros, la visita de un amigo peludo o incluso recibir un juguete nuevo.

La buena noticia es que, en muchos casos, este comportamiento puede manejarse e incluso eliminarse con paciencia, entrenamiento y algunas estrategias específicas.

Micción por excitación vs. micción sumisa

Aunque puedan parecer lo mismo, no siempre estamos hablando de excitación pura . Hay dos tipos principales de orina involuntaria en perros:

  1. Micción por excitación  Sucede cuando el perro está tan feliz o estimulado que literalmente pierde un poco de control de su vejiga. Suele verso en cachorros o perros jóvenes y, a menudo, mejora con la madurez.

  2. Micción sumisa  Aquí el perro orina como señal de apaciguamiento o respeto, generalmente hacia una persona o animal que percibe como dominante. Esto puede ocurrir en perros tímidos, inseguros o que han tenido experiencias negativas en el pasado.

Saber diferenciar ambos casos es importante, porque la manera de manejarlos puede variar.

¿Por qué ocurre?

La explicación más simple es que el sistema nervioso del perro está trabajando a toda velocidad . Cuando se excitan, su cuerpo libera adrenalina, su corazón se acelera, su respiración se acelera… y su control sobre la vejiga disminuye.

En cachorros, esto es aún más frecuente porque sus músculos pélvicos y el control de esfínteres todavía no están completamente desarrollados. En la mayoría, este comportamiento mejora o desaparece con la edad, normalmente entre los 6 y 12 meses, aunque en algunos puede tardar más.

En adultos, la causa puede estar más relacionada con la personalidad del perro, su historial de socialización o incluso ciertas experiencias pasadas.

Cuándo preocuparse

Aunque la micción por excitación es normalmente inofensiva, es importante descartar problemas médicos . Si tu perro empieza a orinar con más frecuencia, tiene dificultad para retener la orina incluso en reposo, o presenta otros síntomas como sangre en la orina o dolor, lo mejor es consultar al veterinario para descartar infecciones urinarias, cálculos o problemas neurológicos.

Cómo manejar la micción por excitación

  1. Reduce la intensidad de los saludos: La emoción suele dispararse en los primeros segundos de interacción. Cuando llegues a casa, evita saludos demasiado efusivos. Ignora a tu perro hasta que esté tranquilo, luego acércate y acarícialo suavemente.

  2. Refuerza el autocontrol: Enseña comandos como “siéntate” o “quieto” y recompénsalo solo cuando los cumplan sin signos de sobreexcitación. Esto entrena su mente y ayuda a que sus emociones estén más bajo control.

  3. Haz las interacciones más frecuentes pero menos intensas: Si el perro te ve varias veces al día en lugar de una sola llegada “épica”, la emoción será menor y habrá menos riesgo de orina.

  4. Evita el castigo: Regañar o enojarse solo genera más tensión y, en algunos casos, puede empeorar el problema si se convierte en micción sumisa.

  5. Refuerza el comportamiento tranquilo: Premialo con snacks saludables y altamente palatables para una mejor asociación, las caricias y palabras amables solo cuando tu perro esté relajado. El refuerzo positivo es clave.

Imagina que llegas a casa después del trabajo. Antes, tu perro saltaba, giraba y… dejaba un charco. Ahora, aplica este método:

  • Entras y no le prestas atención hasta que se calme.

  • Una vez que estés sentado o tranquilo, te agachas y lo acaricias suavemente.

  • Si notas que empieza a agitarse demasiado, detienes el contacto por un momento.

  • Recompensas solo cuando mantienes la calma.

Con el tiempo, tu perro aprenderá que la calma es lo que consigue tu atención y afecto , no la excitación descontrolada.

Paciencia y constancia

El manejo de este comportamiento no es cuestión de un día. Requiere constancia y coherencia de todos los miembros de la familia. Si una persona ignora las reglas y saluda al perro de manera efusiva, el progreso será más lento.

Por eso, lo ideal es que todos sigan las mismas pautas, que el entrenamiento se realice de forma regular y que se celebre cada pequeño avance.

Un recordatorio final

La micción por excitación no significa que tu perro esté mal educado o “te esté desafiando”. Es simplemente una reacción física que, con el tiempo y las estrategias correctas, puede mejorar mucho o incluso desaparecer.

Con paciencia, refuerzo positivo y un manejo adecuado de las situaciones que lo estimulan, es muy probable que los charcos en el suelo pasen a ser solo un recuerdo y puedas disfrutar de esos saludos llenos de felicidad… pero secos.