¿Por qué es malo el ajo en perros?

¿Por qué es malo el ajo en perros?

El ajo es uno de los ingredientes más queridos en la cocina. Su aroma, su sabor y su versatilidad hacen que esté presente en infinidad de recetas: desde una salsa para pasta, hasta un adobo para carnes o unas simples verduras al horno. Además, para los humanos, el ajo está asociado con propiedades beneficiosas como mejorar la circulación, reforzar el sistema inmune e incluso tener efectos antibacterianos.

Pero lo que para nosotros es un superalimento, para nuestros perros puede ser un verdadero veneno. Sí, aunque suene exagerado, el ajo está dentro de la lista de alimentos que los perros no deben consumir bajo ninguna circunstancia.

La respuesta rápida: no, los perros no pueden comer ajo

El ajo  es tóxico para los perros en todas sus formas: crudo, cocinado, en polvo, deshidratado, en sal, e incluso cuando está mezclado dentro de un platillo. Su toxicidad no disminuye con la cocción, por lo que no importa cómo se prepare.

Esto no es exclusivo del ajo. Todas las plantas de la familia Allium (como cebolla, cebollín y puerro) son peligrosas para los perros. El riesgo no se limita a grandes cantidades; incluso dosis pequeñas consumidas de forma repetida pueden acumularse y dañar su salud.

¿Por qué el ajo es peligroso para los perros?

El ajo contiene tiosulfatos, compuestos que, en el organismo canino, dañan las membranas de los glóbulos rojos. Este daño provoca que las células se rompan antes de tiempo, en un proceso llamado hemólisis.

La hemólisis genera anemia hemolítica, una condición en la que el cuerpo del perro no puede transportar oxígeno de forma adecuada a órganos y tejidos vitales. Esto puede causar debilidad extrema, colapso, e incluso la muerte si no se trata de forma urgente.

Lo que agrava el problema es que los perros metabolizan los tiosulfatos de forma muy diferente a nosotros. Mientras que para un humano el ajo puede ser beneficioso, para un perro incluso una pequeña cantidad puede ser peligrosa.

¿Cuánta cantidad de ajo es tóxica para un perro?

No existe una cantidad “segura” universal. La toxicidad depende de factores como:

Peso y tamaño del perro
Estado general de salud
Forma en la que se consumió el ajo (crudo, cocinado, en polvo)
Frecuencia de consumo


Sin embargo, los veterinarios estiman que a partir de 3 gramos de ajo por cada kilo de peso corporal ya existe riesgo de toxicidad. Para un perro pequeño, incluso un diente puede ser suficiente para enfermarlo.

El ajo en polvo es aún más peligroso, ya que está concentrado y puede provocar intoxicación con menos cantidad.

Síntomas de intoxicación por ajo en perros

Uno de los aspectos más engañosos de la intoxicación por ajo es que los síntomas no siempre aparecen de inmediato. Pueden tardar entre 12 y 24 horas, e incluso hasta 48 horas en algunos casos.

Los signos más comunes incluyen:

  • Debilidad o cansancio extremo

  • Letargo (parece más “apagado” de lo normal)

  • Encías pálidas o blanquecinas

  • Pérdida de apetito

  • Respiración acelerada o dificultad para respirar

  • Orina de color rojo oscuro o marrón

  • Desmayos o colapsos

Si notas cualquiera de estos síntomas y sospechas que tu perro comió ajo, acude inmediatamente al veterinario. No esperes a ver si “se le pasa”.

¿Qué hacer si mi perro comió ajo?

  1. Mantén la calma: entrar en pánico no ayudará a tu perro.

  2. Contacta a tu veterinario de inmediato o llama a una clínica de urgencias veterinarias.

  3. Ten lista la siguiente información:

    • Cantidad aproximada de ajo ingerido

    • Forma en que estaba el ajo (crudo, cocinado, en polvo, etc.)

    • Hora en la que lo comió

    • Peso y raza de tu perro

    • Si tiene problemas de salud previos

No intentes provocar el vómito por tu cuenta sin indicación veterinaria. Algunos métodos caseros pueden empeorar la situación o causar otros daños.

Tratamiento veterinario para la intoxicación por ajo

Dependiendo de la cantidad ingerida y del tiempo que haya pasado, el veterinario puede recomendar:

  • Inducción controlada del vómito

  • Administración de carbón activado para absorber toxinas

  • Fluidoterapia intravenosa

  • Monitoreo de glóbulos rojos

  • Transfusiones de sangre en casos graves

El pronóstico suele ser bueno si se actúa de forma temprana.

Cómo prevenir que tu perro coma ajo

La prevención es siempre la mejor medicina. Aquí algunas medidas prácticas:

  • No compartas comida humana condimentada con ajo, aunque sea “solo un poquito”.

  • Guarda el ajo y sus derivados en recipientes herméticos, fuera del alcance de tu perro.

  • Lee las etiquetas de salsas, adobos y productos procesados. El ajo puede aparecer como “garlic”, “ajo en polvo” o “sal de ajo”.

  • Limpia de inmediato cualquier resto de ajo que caiga al suelo mientras cocinas.

  • Mantén la basura asegurada con tapas a prueba de mascotas.

Verduras seguras y saludables para tu perro

Aunque el ajo esté prohibido, hay muchas verduras que no solo son seguras, sino que también aportan beneficios nutricionales:

  • Zanahorias: ricas en fibra y vitamina A

  • Calabacín: bajo en calorías y refrescante

  • Pepino: hidratante y crujiente

  • Batata: fuente de carbohidratos saludables y antioxidantes

  • Guisantes: aportan proteínas vegetales y fibra

Estas opciones pueden ser ofrecidas como premios, snacks o añadidas a su comida habitual (siempre en porciones moderadas).

Mitos comunes sobre el ajo y los perros

  • “Un poquito no le hace daño”: falso. Incluso pequeñas dosis, especialmente si son repetidas, pueden acumularse y provocar problemas.

  • “El ajo ahuyenta pulgas”: aunque circula este consejo, no hay evidencia científica sólida que lo respalde. Además, el riesgo de intoxicación supera cualquier posible beneficio.

  • “Si está cocido, no pasa nada”: falso. La cocción no elimina la toxicidad del ajo.

El ajo es un alimento saludable para los humanos, pero tóxico para los perros. No importa su forma ni la cantidad: la mejor manera de cuidar a tu mascota es evitar que lo consuma por completo.

Si sospechas que tu perro ha comido ajo, actúa rápido: contacta al veterinario, proporciona la información clave y sigue sus indicaciones. La rapidez en la atención puede marcar la diferencia entre un susto y una emergencia grave.