Adoptar una mascota implica amor, responsabilidades y también cuidados imprevistos. Una fractura, una enfermedad severa o una operación urgente pueden generar facturas veterinarias muy elevadas. Es ahí donde entra en juego el seguro de salud para mascotas: una herramienta que puede aliviar la carga financiera en momentos críticos.
El seguro de salud para mascotas funciona de manera similar al seguro médico en humanos, aunque con algunas diferencias. Por lo general, tú pagas al veterinario por el servicio y luego presentas la factura a la aseguradora para que te reembolse parte del costo, según tu plan. No cubre todos los gastos: chequeos rutinarios, vacunas o control dental normalmente no están incluidos, salvo que contrates un plan que los contemple.
Existen distintos tipos de cobertura. Un plan básico solo para accidentes puede cubrir emergencias como cortes, fracturas, ingestión de objetos, intoxicaciones o traumatismos. Un plan más completo para “accidentes y enfermedades” también incluye padecimientos inesperados como cáncer, diabetes, infecciones, problemas gastrointestinales y algunas enfermedades crónicas. Para máxima protección, se puede agregar un plan de bienestar que incluya visitas rutinarias, análisis, desparasitaciones, vacunas y otros servicios preventivos.
El costo del seguro depende bastante del animal. Para perros, un plan combinado de accidente y enfermedad puede costar alrededor de 900 MXN al mes, mientras que para gatos podría rondar los 500 MXN. Un plan solo para accidentes es más económico. Pero ese no es el único factor que influye en la prima: la edad de la mascota, su raza, su historial de salud, el lugar donde vives, el deducible que elijas, el porcentaje de reembolso y los límites máximos de cobertura anual también afectan el precio.
Un aspecto importante es el deducible, que es la cantidad que pagas antes de que el seguro comience a reembolsarte. Por ejemplo, si tu deducible es de 5,400 MXN y la factura es de 18,000 MXN, primero cubres los 5,400 y luego el seguro te reembolsa un porcentaje del monto restante. Ese porcentaje, llamado tasa de reembolso, suele ser del 70 % al 90%, dependiendo del plan. Además, algunos seguros aplican un límite anual: solo cubrirán hasta cierta cantidad al año; lo que exceda, corre por tu cuenta.
Otro punto delicado son las condiciones preexistentes, es decir, enfermedades o signos que tu mascota ya presentaba antes de contratar el seguro. Estas casi siempre se excluyen del contrato, por lo que asegurar a tu mascota lo más joven posible es ideal. Además, muchos planes tienen periodos de espera: por ejemplo, al contratar el seguro, las enfermedades solo quedan cubiertas después de un tiempo determinado (14 o 30 días), mientras que emergencias por accidentes pueden cubrirse antes.
No todos los seguros cubren lo mismo. Algunas pólizas no incluyen enfermedades hereditarias, terapias alternativas, tratamientos experimentales, cuidado reproductivo, procedimientos estéticos ni suplementos “no prescritos”. Es fundamental revisar el contrato con atención, entender qué está incluido y qué no, y comparar varias opciones antes de decidir.
El momento ideal para contratar un seguro es cuando tu mascota aún es joven y saludable. Las primas son más bajas y no hay condiciones previas registradas. Si esperas a que esté más viejo o presente alguna enfermedad, las aseguradoras podrían limitar o rechazar cobertura.
Para muchos dueños, el seguro puede parecer un gasto que no “rinde” si la mascota nunca sufre un accidente o enfermedad grave. Pero en una emergencia, tenerlo puede marcar la diferencia entre recibir el tratamiento necesario o tener que renunciar por falta de recursos. Por eso, muchos consideran el seguro de salud para mascotas como una inversión en tranquilidad.
